jueves, 12 de mayo de 2016

Querido Huesped



Cuando el doctor le dijo que la mancha era benigna y que todo estaba bien, salió corriendo desilusionado de la clínica con los ojos en lágrimas y con el cuerpo tembloroso.  Él sabía que esa mancha estaba creciendo, allí vivía un huésped que se estaba alimentado de su cuerpo.
Entró a su casa y se dirigió a la mesa de la cocina, tomó un cuchillo y colocó su mano sobre la mesa.  Miró la mancha creciendo más y ahora escuchaba una voz gritando sin cesar, reventándole los tímpanos.
Ensartó el cuchillo en su mano y escarbó en busca de ese ser, desgarrando músculos y tendones hasta llegar a quebrar los pequeños huesos de la mano.


Imagen: http://revistatarantula.com/wp-content/uploads/2014/07/mano-ensangrentada.jpg