lunes, 23 de septiembre de 2013

El Sonido del Bosque



Cada noche del bosque surgía un sonido terrorífico.  Nadie lograba dormir porque decidía quedarse esperando en la puerta de su casa, armados con lo que tenían: un hacha, una pala, un pico, un rifle, algo para proteger a su familia.  El sonido continúo noche tras noche, incesante, martirizando a los aldeanos.  Todos sentían un miedo que les travesaba todo el cuerpo y los hacía temblar.

Cuando el pueblo estaba ya cansado de tener tanto miedo de aquellos retumbos  los reyes decidieron armar una expedición a lo más profundo de aquel bosque, para saber que sucedía, encontrar una respuesta y solucionarla.  Todos sabía que nadie había regresado de aquel lugar, los más valerosos habían retornaban con el pelo cano y sin la capacidad de poder hablar, salían arrastrándose, llorando y gimiendo, con sangre en todo su cuerpo.

Así salió el rey, decidido para internarse en el bosque.  Nadie lo siguió, solo su hija que en la entrada de aquel mágico bosque le entregó una espada mágica con el poder de ser más fuerte en la medida que controlara los miedos.  El Rey tomó la espada y le sonrió, después solo cerró los ojos, tomó aire para para poder concentrarse y seguir el camino.

La princesa se quedó parada observando cómo la imagen de su padre difuminaba, cubriéndose de oscuridad, sintió como latía su corazón con fuerza.  Quería gritar, pero los labios no se desprendían, al fin dio un solo grito: -¡Te quiero mucho!-, que se ahogó en un nudo en la garganta.

A lo lejos se escuchó la pequeña respuesta: -Regresare.-

Mucho tiempo después el sonido dejó de escucharse, solo en algunas ocasiones resonaba nuevamente, pero ahora acompañado de otro más, de uno fuerte y tranquilizador, uno que  impedía que los miedos continuaran y fluyeran en los pobladores.

La princesa sigue esperándolo en la entrada de aquel bosque, sentada, muy tranquila.


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