martes, 29 de diciembre de 2009

Retorno al Hogar


…¡Y puedo sacar adelante a mis hijas sin vos!— Gritó con una fuerza que sacó de todo ese odio que había acumulado durante toda su vida.

¡Vos hija de la gran puta! Mientras le gritaba eso se acercó corriendo con el palo de trapear en la mano. Se escuchó el ruido del palo quebrándose y un quejido, nada más. –Vos no vas a poder mantenerlas con esas tus putas piernas quebradas ¿va? Ahora me quedo en esta tu mierda de casa.—

Y regresó.


imagen: http://2.bp.blogspot.com/_w42FqS9xyYo/STyRPgXxC4I/AAAAAAAAABrY/7wftDO2dhw8/s400/palo_de_trapear.jpg

viernes, 30 de octubre de 2009

Asuntos Familiares

i
— ¿Papá?… ¿Me compras una mascota?— dijo clavando sus ojos grandes de color negro en los del padre, este soltó un suspiro, era imposible negarle algo a la pequeña de esa manera.
—Vamos pues… eso sí, solo puedo comprarte una pequeña y no muy costosa— caminaron por las calles laberínticas y coloridas de la ciudad, hasta llegar a la tienda de mascotas más cercana.
A Ruth se le transformó el rostro, brillaba de alegría al ver a todas las mascotas, saltaba de un lado a otro, se entretenía con una y corría atravesando la tienda a observar a otra, le daba comida, las tocaba, se encontraba excitada.
— ¿Te decidiste por una? — Preguntó Javier.
— ¡Sí!... ¡me llevo este…!— dijo tirándose al cuerpo del papá.
Salieron los dos. El padre tomaba a Ruth de la mano, mientras ella tenía una cuerda que sostenía un carrito de color rojo por el camino.

ii
Pedrito era el último de todos los hijos que había tenido aquella familia y ya no aguantaba más, estaba muriendo, no tenía fuerzas para nada, su rostro no mostraba expresión alguna, estaba vacía, el hambre se lleva todo, hasta las emociones más primitivas.
Los perros desde lejos empezaron a acercarse, lo habían olfateado y también querían comer, pero el padre llegó antes con un cuchillo afilado y los ahuyentó.
—Bueno… ¿Y ahora qué? — Le gritó a su mujer antes de empezar a desmembrar a su hijo para cocinarlo y dárselo a los otros pequeños que morían también.

iii
—¡Esto es una mierda! —decía el papá de la pequeña niña cuando se presentó a la procuraduría. —El Profesor Julio Hérnandez se acostó con mi hija—.
En un rincón del salón oscuro la niña y su madre esperaban al padre para ver que decía la autoridad. A la niña le salía una sonrisita traviesa, infantil, curiosa por todo el alborto que se estaba armando.—Llene esta hoja y espere a que lo llamemos, —dijo el encargado de la ventanilla, en ese momento miró la sonrisa de la pequeña. —pero mire don, con esa sonrisa de puta ¿Qué esperaba? —
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domingo, 28 de junio de 2009

Dulces Hermanitos


Se acercó sigilosamente a la puerta tratando de no ser escuchada.

--...tu consentido es Pepe...-- Oyó decir al Papá.


Se alejó despacio y caminó hacia la cuna de Pepe, lo miró por breves segundos antes de despedazarlo.


En la mañana la madre se acercó a la cuna y soltó un grito histérico, entre sus manos sostenía las entrañas y cabeza de algodón de Pepe.

lunes, 8 de junio de 2009

DUELO EN GUATEMALA POR EL ARTE LIBRE

martes, 2 de junio de 2009

La Rebelión

No tenía nada que hacer, solo sentarse frente al televisor y ver que sucedía… en su cara se dibujo una expresión de odio, sabía que algún día lo dirían. Sintió rabia y fue directo al monitor. Sonrió un momento hasta que soltó una tremenda carcajada que interrumpió a los demás que se encontraban dentro de la habitación. Nadie dijo nada, solo empezaron a reírse del puño ensangrentado dentro del único monitor que los entretenía.

Cuando Hace Falta lo Esencial

Todas las mañanas cuando el sol pegaba sobre su cara, él abría los ojos, sonreía con una mueca triste, era irremediable todo aquel peso que le acongojaba.

Se levantaba y cuando llegaba al baño miraba al enorme espejo pegado en la pared y siempre volvía a sonreír con la mismo gesto deprimente, después sus ojos se pegaban siempre a la cajetilla de cigarros sobre el lavamanos, pero solo eso podía hacer, “mirarla”, después salía al balcón para ver el paisaje nublado que lo acompañaba, se recostaba y soltaba un suspiro acompañado por el mismo gesto amargado, hacía mucho tiempo que deseaba suicidarse de cualquier forma, artística o no, él deseaba dispararse o utilizar aquellas hojas de afeitar Gillette o simplemente colocar su rostro en un plástico, pero no podía por que su cuerpo carecía de todo lo necesario para hacerlo.

Sana Alimetnación

Me sonreía mientras que con un cuchillo se iba cortando la panza. Después mire como tomaba su intestino hasta llegar a una parte inflamada y sanguinolenta de color morado, se cortó un pedazo y se lo llevó a la boca. Mientras masticaba con gran entusiasmo y hambre me ofreció un poco. Claro, lo rechace, no podía comer al mismo tiempo que le cosía.

jueves, 19 de marzo de 2009

Cuando se Firma la Paz


Ya desesperado de todas las armas que utilizaba para aniquilarlas como tóxicos, trampas, instrumentos, etc., decidí hacer la paz con ellas, algo inimaginable pero real, por que sucedió.

Así que me senté sobre la banqueta y empecé a dialogar con ellas, en una horizontalidad que no podía creer, todo era fantástico. Coloqué mi brazo sobre algo que podría ser el hombro con quien hablaba pero no lo era, mientras ella con su pata colocada sobre mi hombro, me habló del dolor de su pueblo y la alegría que sentía al verme realizar las paces con ellas sin prejuicio alguno.

Desde ese día vivo en una tranquilidad sin comparación alguna con las cucarachas que residen en el apartamento No. 43 del callejón El Coyolar de Antigua Guatemala.

Cuentos para Dormir

Antes de apagar la luz, miró a su hija y le preguntó:
— ¿Quieres que te cuente una historia?—

Esperó una respuesta con la mano colocada en el interruptor pero la niña con sus ojos grandes le respondió que sí, no hubo necesidad de hablar, solamente tuvieron que conectarse con las miradas.

Apagó la luz y se recostó junto a la pequeña para empezar a narrar la historia, tragó un poco de saliva tratando de modular su voz con la intensión de adormecerla.

— En una noche muy oscura una niña pequeña, realmente pequeña, deseaba dormir pero no lo lograba, daba vueltas en su cama, contaba ovejas, jugaba con sus manos, hablaba con hadas y duendes pero el sueño no se acercaba… parecía que la noche era eterna. — La hija se acomodo sobre los brazos y bostezó grandemente, la madre solamente le sonrió y le dio un beso en la frente y continúo — Hasta que tuvo una pequeña ocurrencia: crear estrellas en el techo de su cuarto, en las paredes, en los espejos y empezarlas a contar una por una. Así lo hizo, empezó con una pero no lograba mantenerla mucho tiempo encendida en su mano y cuando la soltaba, esta se consumían poco a poco desapareciendo al momento de llegar al techo o a la pared o la los espejos. Intentó una y otra vez, pero era imposible. —

— Estaba desesperada de no lograr dormir y de no poder mantener la luz de las estrellas el tiempo suficiente, entonces se dispuso a subir por la pared para pegarlas ella misma. Iba colocando una por una, pero al mismo momento de pegar una encendida la otra se apagaba, no podía creerlo, estaba enfurecida. Se sentó en una pequeña rajadura de pared para pensar en como solucionar el problema y en el mismo lugar en donde estaba sentada, en la pequeña rajadura miró una pequeña luz. La niña era curiosa, muy curiosa, y entró en ella sin miedo pero con grandes ansias de satisfacer su inquietud. Caminó por dentro durante mucho tiempo, un tiempo tan distinto al del día, a medida que avanzaba algo al fondo alumbraba más hasta que llegó a una luz tan brillante y tan grande que era imposible de imaginar, el corazón de la pequeña latió con mucha fuerza y sin darse cuenta estaba sentada frente a un universo lleno de estrellas, galaxias, planetas, lugares brillantes tan infinitos. — Se detuvo un momento la progenitora para ver los ojos de la niña, estos se encontraban entre abiertos, sabía que el sueño ya la había tocado, pero ella deseo extenderse más. — Empezó a contar cada lugar con luz que encontraba en ese universo de miniaturas y cada vez que lo hacía los ojos se le iban cerrando hasta que llegó un momento en que se quedó dormida por fin. —

La mamá se levantó y empezó a caminar alejándose de la cama donde dormía la chica, le sonrió a la pequeña por que sintió una alegría enorme al verle rostro y se fue del dormitorio.

La hija de la mujer abrió los ojos inmediatamente al escuchar el ruido de la puerta al cerrarse y sonrió mirando como se alejaba la sombra de su mamá, se quitó las chamarras velozmente y se puso a buscar una rajadura en la pared, cuando la divisó empezó a escalarla hasta llegar a ella.

sábado, 7 de febrero de 2009

Sociedad Común

I

Poc, poc, poc.

Se escuchaba el sonido de las botas de aquel personaje tan común. Entró a su oficina, una extensión de toda su persona. Era oscura, impenetrable, rígida, no cabían en ella ningún tipo de sentimiento o emoción a pesar que pregonaba en sus discursos el amor a todos.
Se sentó, dejó caer un escupitajo al suelo que cubrió con la suela de sus botas. Tomó la bella pluma adornada por una orilla de oro y se dispuso a firmar los nuevos reglamentos que él estipulaba:

— Real decreto número 23-2030: Por medio de este declaro la liberación de todos los detenidos si estos voluntariamente pasan por el área de educación civil…—

Estaba harto de mantener a tantos hijos de puta y lo único que hacían era comerse el dinero del pueblo, Suspiró fuertemente y en ese preciso momento entró un guardia:

—Este es el primer prisionero que voluntariamente decide recibir la “Educación Civil”—dijo el soldadito a pesar que en ese momento se estaba firmando el decreto.

—Bueno muchachos, utilicen sus habilidades especiales y empiecen por los oídos, después por las manos y de último déjenme los ojos—con una sonrisa y restregándose las manos— esas son las partes que me gusta desprender.

II

Se sentía un Héroe, había logrado que todos fueran creyentes, todos se arrodillaban ante él sin excepción alguna. Si sucedía cualquier diferencia, el Gobierno Central del Mundo se hacía cargo de borrar de la faz de la tierra a la ciudad entera en donde vivía el revolucionario, por que preocuparse de un solo sujeto, era mejor así, el blanco era seguro.
III

— ¿Qué armamento utilizamos para esta guerra mi señor?—

—La más letal, la que cause el mayor daño a todos en ese lugar, así dejan de hacer preguntas los demás. Usa la bomba GR4. —

—Pero…, esa está prohibida por el Gobierno Central del Mundo. —

—Cállate y dispara que yo soy el puto Gobierno Central del Mundo. —
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domingo, 18 de enero de 2009

Cuidado Paterno




El papá con una ternura sin igual acostó al bebé en su cuna. El bebé solo hizo una pequeña mueca pero continuó durmiendo.

Pasó un par de horas y el bebé empezó a llorar, su llanto se escuchaba por todos los rincones de la casa. El padre no lograba conciliar el sueño, cada quejido era insoportable, así que en su desesperación decidió devorar al niño, de un solo bocado.

Él no contaba con que el llanto era de hambre, así que el bebé empezó a comerse al papá de dentro hacía afuera sin desperdiciar ningún tejido y gota de sangre.





(publicado en "La Vanguardia" de España el 20 de agosto de 2007)

jueves, 8 de enero de 2009

LA CRIATURA DEL POZO DE LA LUZ

Nadie podía creer que esa criatura indescriptible hubiera salido de aquel pozo de luz. Los únicos que la habían conocido eran nuestros abuelos y, desafortunadamente, ahora nosotros.



Debíamos eliminarla como lo hacían nuestros antepasados: la devoramos lentamente, pero antes de eso, le ensartamos nuestras afiladas uñas.



La criatura era tan blanda que su carne no opuso resistencia alguna ante nuestras mandíbulas deformes y nuestros dientes puntiagudos. Su piel era lisa y delicada en comparación de la nuestra, que es rugosa, áspera y tan oscura como las piedras que rodeaban nuestro universo.



Del pozo de luz sólo se escuchaba una voz lejana:
—¡Hijoooo!... No tengas miedo... No hay monstruos allá abajo...









(Publicado en Revista Digital Axxón http://axxon.com.ar/rev/168/c-168cuento13.htm#081 con el seudónimo Pablo Ignacio Po)

sábado, 3 de enero de 2009

El Grito

Cuando huía, tropezó repentinamente. Ella sabía que no debía de gritar pero no pudo contenerse y cuando lo hizo sus dientes salieron despedidos. Se levantó inmediatamente con la boca sangrando e inició a correr nuevamente, tomando en cuenta que no debía de gritar.
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(Publicado en Revista Axxon, http://axxon.com.ar/rev/174/c-174axxcr1.htm#43, con el seudonimo Pablo Ignacio Po)