jueves, 19 de marzo de 2009

Cuentos para Dormir

Antes de apagar la luz, miró a su hija y le preguntó:
— ¿Quieres que te cuente una historia?—

Esperó una respuesta con la mano colocada en el interruptor pero la niña con sus ojos grandes le respondió que sí, no hubo necesidad de hablar, solamente tuvieron que conectarse con las miradas.

Apagó la luz y se recostó junto a la pequeña para empezar a narrar la historia, tragó un poco de saliva tratando de modular su voz con la intensión de adormecerla.

— En una noche muy oscura una niña pequeña, realmente pequeña, deseaba dormir pero no lo lograba, daba vueltas en su cama, contaba ovejas, jugaba con sus manos, hablaba con hadas y duendes pero el sueño no se acercaba… parecía que la noche era eterna. — La hija se acomodo sobre los brazos y bostezó grandemente, la madre solamente le sonrió y le dio un beso en la frente y continúo — Hasta que tuvo una pequeña ocurrencia: crear estrellas en el techo de su cuarto, en las paredes, en los espejos y empezarlas a contar una por una. Así lo hizo, empezó con una pero no lograba mantenerla mucho tiempo encendida en su mano y cuando la soltaba, esta se consumían poco a poco desapareciendo al momento de llegar al techo o a la pared o la los espejos. Intentó una y otra vez, pero era imposible. —

— Estaba desesperada de no lograr dormir y de no poder mantener la luz de las estrellas el tiempo suficiente, entonces se dispuso a subir por la pared para pegarlas ella misma. Iba colocando una por una, pero al mismo momento de pegar una encendida la otra se apagaba, no podía creerlo, estaba enfurecida. Se sentó en una pequeña rajadura de pared para pensar en como solucionar el problema y en el mismo lugar en donde estaba sentada, en la pequeña rajadura miró una pequeña luz. La niña era curiosa, muy curiosa, y entró en ella sin miedo pero con grandes ansias de satisfacer su inquietud. Caminó por dentro durante mucho tiempo, un tiempo tan distinto al del día, a medida que avanzaba algo al fondo alumbraba más hasta que llegó a una luz tan brillante y tan grande que era imposible de imaginar, el corazón de la pequeña latió con mucha fuerza y sin darse cuenta estaba sentada frente a un universo lleno de estrellas, galaxias, planetas, lugares brillantes tan infinitos. — Se detuvo un momento la progenitora para ver los ojos de la niña, estos se encontraban entre abiertos, sabía que el sueño ya la había tocado, pero ella deseo extenderse más. — Empezó a contar cada lugar con luz que encontraba en ese universo de miniaturas y cada vez que lo hacía los ojos se le iban cerrando hasta que llegó un momento en que se quedó dormida por fin. —

La mamá se levantó y empezó a caminar alejándose de la cama donde dormía la chica, le sonrió a la pequeña por que sintió una alegría enorme al verle rostro y se fue del dormitorio.

La hija de la mujer abrió los ojos inmediatamente al escuchar el ruido de la puerta al cerrarse y sonrió mirando como se alejaba la sombra de su mamá, se quitó las chamarras velozmente y se puso a buscar una rajadura en la pared, cuando la divisó empezó a escalarla hasta llegar a ella.

4 comentarios:

Max dijo...

Un cuento precioso que deja libre la imaginación. ;)

Petoulqui dijo...

Estimado Pipo:

No sé si el cánon lo clasificaría como "literatura infantil", pero es uno de los mejores cuentos infantiles que he leído. Sé que es amplio porque le puede interesar a lectores de cualquier edad, pero definitivamente creo que es aplicable a niños lectores (y lectores niños, que también hay...).

Puedo afirmar que tu texto mantuvo mi atención todo el tiempo. Lograste una intriga excelente y durante la lectura me preguntaba, "¿qué hay en esa rajadura de la pared?".

El texto, a mi criterio, es realmente mágico.

Felicidades por este logro.

Saludos,

Peto

GabrieLA dijo...

Hola Pipo!! francamente, me gustó mucho....

Egil Damian dijo...

muy buena historia, creo que a todos no ha pasado algo por el estilo!! el soñar algunas cosas en las cuales creemos despues!! tambien me gusto porque de nuevo me recordo aquella fè que podemos tener a nuestros sueños por mas tontos que esean! la inocencia y la ignorancia de nuestra edad nos permiten darnos el lujo de soñar lo que hora de mayores no podemos!!