sábado, 3 de enero de 2009

El Grito

Cuando huía, tropezó repentinamente. Ella sabía que no debía de gritar pero no pudo contenerse y cuando lo hizo sus dientes salieron despedidos. Se levantó inmediatamente con la boca sangrando e inició a correr nuevamente, tomando en cuenta que no debía de gritar.
.
.
(Publicado en Revista Axxon, http://axxon.com.ar/rev/174/c-174axxcr1.htm#43, con el seudonimo Pablo Ignacio Po)

No hay comentarios.: